Autor y consumador de nuestra fe
Podemos aprender esta lección suprema por encima de todo: que es de suma importancia tener muy en cuenta, en nuestra mente y nuestro corazón (y en el de los demás), el gran hecho de que solo en Cristo hay salvación. Solo en Cristo; y esto, en ambos sentidos del término «solo».
No es únicamente que no pueda haber salvación excepto en Él, sino que en Él está todo lo que se puede necesitar para la salvación. ¡Solo Jesús! Pablo decidió no conocer nada en Corinto, sino a Jesucristo, y Él crucificado.
El único evangelio salvador consiste en encontrarlo todo en Él. Su obra no necesita suplemento alguno. ¡Es que no lo admite! Depender de otra cosa —por pequeña que pueda parecer— junto con Él es perderle de verdad a Él para depender de otro en su lugar.
Las solemnes palabras de Pablo, «Mirad, yo, Pablo, os digo que si os dejáis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará», tienen su multiforme aplicación en estos tiempos modernos. Y nos corresponde a nosotros vivir y predicar así hoy, para que podamos afirmar ahora, como él lo hizo entonces, que nuestra única confianza y nuestra única gloria están en la cruz de Jesucristo; y que en Él y en su obra solamente encontramos el principio, el centro y el final de la salvación.
Él no solo es el autor, sino también el consumador de nuestra fe.
B.B. Warfield
Cortesía de Wicket Gate Magazine