En las muchas palabras, la transgresión es inevitable
George Lawson
En las muchas palabras, la transgresión es inevitable. Más el que refrena sus labios es prudente. La lengua del justo es plata escogida, pero el corazón de los impíos es poca cosa
(Proverbios 10:19-20).
Versículo 19: En las muchas palabras, la transgresión es inevitable…
…Y transgresiones de muchos tipos distintos. En los labios del hombre que se deleita en oírse hablar a sí mismo nunca faltan expresiones de vanidad y orgullo, palabras malintencionadas e impías, precipitadas y desconsideradas. Aun la conversación necia, las bromas que no vienen a cuento y las palabras ociosas son pecaminosas, porque están prohibidas por Dios. Si profesamos ser sabios, debemos dominar nuestra lengua y pensar antes de hablar. Tenemos que considerar el tiempo y el lugar, y a veces refrenar nuestros labios hasta para hablar lo bueno. Los hombres suelen pecar por las muchas palabras a la hora de orar, de predicar y de dar consejos.
…Más el que refrena sus labios es prudente.
Demuestra su modestia y dominio propio. Se guarda “[…] limpio de gran rebelión” (Sal. 19:13) y evita muchos de los peligros a los que están expuestos los habladores imparables.
No llevemos esta máxima al exceso. Hay un tiempo para hablar y si nuestras palabras están bien ordenadas, pueden ser muy útiles; porque…
Versículo 20: La lengua del justo es plata escogida…
Su conversación es útil y muy preciosa, no solamente como la plata, sino como la plata escogida, bien refinada en el fuego. Nuestras lenguas no merecerán esta alabanza a menos que se limpien de la vanidad, la malignidad y la falsedad, en toda su diversidad de formas.
¡Con cuánto entusiasmo buscaríamos la conversación de un hombre que poseyese tesoros inagotables y generosidad incansable, y que los impartiera libremente a todos los que se los pidiesen! La conversación de un hombre sabio y justo es aún más valiosa, porque divulga tesoros de conocimiento más excelentes que el oro y que las piedras preciosas.
Si su lengua es como plata escogida, su corazón es aún más rico en valor, porque ese es el buen tesoro de donde saca cosas buenas (cf. Mt. 12:35).
…Pero el corazón de los impíos es poca cosa.
Vale menos que nada, porque la insensatez y el odio se han apoderado de él y su lengua propaga ese mal tesoro con banalidad y maldad (cf. Mt. 12:35). Si dice algo bueno, no es más que escoria de plata sobre una vasija inservible. Por tanto, evitemos la compañía de los impíos que no pueden hacernos ningún bien, y pongamos todos nuestros esfuerzos en hallar placer en la reunión de los justos.
Extracto de “Comentario a Proverbios” por George Lawson. Reservados todos los derechos. Este libro está disponible en: Cristianismo Histórico